"Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones."
Dicha “cooperación” se da en tres materias, entre ellas la educación. Ahora no me acuerdo bien cómo exactamente ha empezado el debate, pero un compañero preguntaba cual era el problema con que se enseñe religión en la escuela, cuando no hay nada de malo. Y aquí viene mi respuesta.
1. Para aprender religión existen colegios privados o concertados (los cuales en mi opinión, tampoco tendrían por qué existir, pero ese es otro debate), así como la iglesia misma, donde se imparten cursos de catequesis.
2. La religión católica (que es la que viene al caso) en efecto puede defender ciertos valores positivos tales como la solidaridad, el respeto mutuo, el amor al prójimo…Pero aquí me surgen dos notas mentales.
La primera:
Hay que analizar la historia y la trayectoria de la iglesia católica para darse cuenta de que sin embargo, se ha querido imponer esta fé de manera a menudo violenta gracias a la cual han corrido mares de sangre. Tanto en la colonización de América, como la de África (donde dieron el visto bueno para la mercantilización de los locales) y las cruzadas contra los moros, por poner tres ejemplos. Esto demuestra una posición hipócrita desde mi punto de vista, y merece nuestra condena y rechazo más absoluto.
Se puede defender que estas han sido las prácticas de la iglesia como institución. Pero no podemos ignorar, que los profesores, los temarios y los dogmas que se enseñan a los niños los establece esta misma institución. Además, la historia demuestra que, salvo contadas excepciones (especialmente en América Latina en el siglo XX), la iglesia y su religión ha estado más veces del lado de déspotas, reyes y dictadores que del lado de los demócratas.
La segunda:
Por otro lado, dichos “buenos valores” que propugna la religión cristiana también coinciden en ocasiones con los de la ilustración y los citoyens de la revolución francesa de 1789. Por lo tanto, si el temor está en que esos valores no se inculquen a nuestras generaciones venideras a tiempo, no merece la pena preocuparse. Se puede crear una asignatura (¡tachán! Un acierto de ZP) de “Educación para la ciudadanía”. En Francia existe esta clase OBLIGATORIA llamada “Educación Cívica”(1). En ella se enseña el funcionamiento de la democracia, la participación en la vida civil, el debate y otros fundamentos de la sociedad como la igualdad (entre sexos también), la libertad y la fraternidad. Y todo sin recurrir a la amenaza cristiana de que si uno no cumple la normativa dogmática del todopoderoso, va al infierno para toda la eternidad. La siempre útil arma de la religión es jugar con la muerte y amenazar a la persona con un asunto tan sensible como desconocido, y por eso aterrador.
Porque claro, no olvidemos que aunque la iglesia puede tener ciertas ideas bonitas y amables, esta también defiende posiciones no tan tolerantes respecto a la homosexualidad, el amor libre, el aborto libre, la contracepción o la igualdad de sexos.
¿Qué efectos más nefastos puede causar que el mismísimo papa diga en África (casi 23 millones de infectados por el VIH, y 1,5 millones de muertos en 2009(2)) que el uso de preservativos empeora el problema del SIDA? (3)
Por no hablar de la inquisición, quemando vivos a jesuitas, judíos, calvinistas y otros herejes. ¿Es por lo tanto la religión católica tan tolerante como podríamos pensar leyendo sus dictados?
No se puede ser hipócrita, la letra de la biblia puede ser muy bonita, pero sus páginas están manchadas de sangre por su aplicación práctica.
Por lo tanto, en un Estado laico (o aconfesional), la educación pública debe garantizar ciertas aptitudes, conocimientos, valores e incitar al desarrollo de la mente. La religión, cualquiera que sea, es algo privado y por esta misma razón en una educación pública no tiene ni sentido, ni sitio. No se le niega el derecho de los padres a educar a sus hijos con unas ideas religiosas (o no). Pero hay que visualizar a un niño que va al cole como un formulario en blanco. En la casilla religión, ni la escuela (ni el Estado) debe inmiscuirse ya que debería ser una elección propia del individuo. Tanto como si no quiere tener dicha casilla. Es una decisión individual que la persona ya encontrara la suya (o la de su familia) si le interesa. Y si está más interesado aún puede estudiar teología cuando sea más mayor. Me parece más esencial que un niño aprenda a ser un buen ciudadano, que a ser un “buen creyente” (sea musulmán, budista, católico, judío o cienciólogo…).
(1) http://www.education.gouv.fr/bo/2000/hs7/vol5civ.htm
(2) datos ONUSIDA/OMS 2009/2010. http://www.avert.org/estadisticas-sida.htm
(3)http://www.elpais.com/articulo/internacional/Papa/afirma/Africa/preservativo/soluciona/sida/elpepiint/20090318elpepiint_7/Tes